lunes, 19 de julio de 2010

La generación que sabía demasiado

He visto en las noticias que la mayoría de los estudiantes universitarios tardan en torno a 3 años en encontrar trabajo. La parte positiva eran los que compaginan estudios y trabajo (que suelen conservar el trabajo después de titulados); y los estudiantes más cualificados, que encuentran trabajo en pocos meses. Será que estoy en este grupo gracias a mi Licenciatura y mi Máster, porque en los últimos tres meses me ha llegado una oferta de empleo: de teleoperador.

A su vez, los titulados universitarios encuentran trabajo más tarde que los no titulados. Bolonia acabará con la sobrecualificación, y todos nos alegramos, porque no es bueno saber más de lo que se debe saber. Pero llegué tarde, y para mi desgracia, hice una Licenciatura. Si hubiera hecho un Grado, ya estaría trabajando.

Bolonia se está implantando gracias a determinados conceptos muy significativos, pero a los que se le ha cambiado el significado. Sabiendo esto, es fácil entender de qué va la cosa, si se siguen unas reglas básicas:
1. Donde pone 'Sociedad' entiéndase 'Mercado'.
2. Donde pone 'Movilidad' y 'Homologación', entiéndase 'apertura al mercado de servicios educativos de Inglaterra y Alemania, y promoción de la fuga de cerebros'.
3. Donde pone 'Excelencia' entiendase 'lucha a machete entre personas o instituciones para dilucidar quién es de primera y quién es de tercera'.
4. Donde pone 'economía basada en el conocimiento' entiéndase 'prepararse para una lucha interimperialista por la tasa de ganancia mundial basada en el desarrollo técnico'.
5. Donde pone 'aprender a aprender' entiéndase 'preparase para no ver un trabajo fijo ni en pintura'.
6. Donde pone 'adaptarse a los cambios de la sociedad' entiéndase 'adaptarse al fin del Estado del Bienestar'.
7. Donde pone 'adaptarse a los cambios en el mercado laboral' entiéndase 'hay más jefes que indios, y necesitamos más precarios que fijos'.
El Informe Bricall, en 1998 -antes de aprobarse la Declaración de Bolonia- ya demostraba empíricamente que había un exceso de stock (sic) de estudiantes cualificados en España.

No es irracional pensar que la gente está más preparada de lo que debería. Racional es todo aquello que es coherente con unos intereses determinados. Si yo pensara, por ejemplo, que la humanidad no merece vivir, subirme a un campanario con una metralleta sería un acto racional. Del mismo modo, una sociedad con personas más cualificadas de las que el mercado requiere, es irracional para el mercado.

Es una cuestión de intereses. Y el problema es que, rellenando con sus intereses el contenido de los conceptos que usamos para interpretar la realidad y para pensarla, acabamos entendiendo y defendiendo sus intereses como si fueran los nuestros.

Si tenemos claro que nuestro interés fundamental pasa por la dignidad humana, por la posibilidad de alcanzar las mayores cotas de realización personal y social posibles, es el mercado lo que resulta irracional, el que frena el desarrollo humano. Y estudiar, formarse, cualificarse, se convierte casi en un deber moral de toda persona para toda la vida con el fin de lograr mayores niveles de dignidad individual y colectiva.

Fruto de esa ilusión, de la idea de dignidad humana, mi generación estudió en el marco de un Estado del Bienestar de cartón piedra para el que nos prepararon, y cuando nos tocaba pedir la palabra, nos topamos con la resaca neoliberal y el FMI metido en la cocina. Padecimos unas expectativas equivocadas, y ahora gozamos de un exceso de dignidad, y la dignidad ni es rentable ni es eficiente para el mercado.

Yo por lo pronto seguiré estudiando. No sé qué, ni para qué, pero seguiré estudiando. Igual me hago doctor.

domingo, 11 de julio de 2010

De terrorismos, disidencias y milagros milagrosos

Moratinos estuvo en Cuba la semana pasada para promover -junto a la Iglesia Católica- la liberación de un grupo de 52 periodistas independientes, detenidos por conspirar contra el Estado cubano.

Cuando detuvieron al grupo, después de reiteradas reuniones con el director de la oficina de intereses de EEUU, sólo cuatro de los detenidos eran periodistas titulados... y de esos cuatro resultó que sólo uno no pertenecía a los servicios de inteligencia cubanos. Y ¿de qué dependían? Porque por muy independiente que se sea, todo el mundo tiene que comer (y eso implica que todo el mundo tiene intereses).

En el documental Looking for Fidel (Oliver Stone, 2003), Fidel cuenta una de sus formas de financiación: los periodistas dependen de Cubanet, que depende de la USAID[1], y a su vez esta depende de la CIA.

Disienten por convicción o por financiación, pero todos los que han estado presos han cometido delitos tipificados en el código penal. Pero ¡será por liberar presos! Cuba liberó a miles de guerrilleros contrarrevolucionarios financiados por EE.UU. -que los acogió consecuentemente- tras el triunfo de la Revolución, liberó al millar de mercenarios que invadieron Bahía de Cochinos a cambio de alimentos y medicinas, y así hasta el infinito y más allá. Después los medios de la oligarquía mundial lo contarán al revés, como siempre, convirtiendo a las víctimas en victimarios.

Pero si me dan a elegir, de entre todas las vidas de disidentes liberados yo escojo la de Armando Valladares. Estuvo en prisión un par de décadas, según cuenta, por haberse negado a pegar en su escritorio una pegatina a favor de la Revolución. Según el gobierno cubano, había trabajado como policía en el régimen del dictador Fulgencio Batista y fue detenido acusado de delitos contra la seguridad del Estado, a causa de la colocación de cajetillas de tabaco rellenas de explosivos en lugares públicos de La Habana, como parte de una célula terrorista.

Más tarde, saltaría a la opinión pública internacional por su libro de poemas Desde mi silla de ruedas, convirtiendo a Valladares no sólo en un preso de conciencia, sino además poeta y además paralítico. Las campañas de apoyo internacional alcanzaron tal nivel que el filósofo Régis Debray acudió a Cuba en representación del gobierno de François Mitterrand para pedir su liberación.

Tras el diagnóstico médico de que Valladares estaba simulando su discapacidad, decidieron ponerle cámaras en su celda, y resultó que por la noche se metía en el baño y se ponía a hacer ejercicios para desentumecerse las piernas. Así que Cuba decidió excarcelar a Valladares, pero le pusieron una sola condición: que se subiera andando al avión, y que se bajara también andando[2].

Y Valladares no sólo volvió a andar, sino que se fue a vivir en EE.UU. y Ronald Reagan lo nombró embajador de los EE.UU. en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Y sólo Dios sabe si será santo algún día, porque un milagro de esa envergadura bien vale un rinconcito privilegiado en el cielo.


[1] Estado de Sitio, de Costa Gavras, cuenta el papel de este organismo gubernamental en la dictadura Uruguaya.
[2] Fidel cuenta el caso de una forma muy graciosa en una entrevista de Ignacio Ramonet publicada en el libro Una biografía a dos voces y en el capítulo sobre los "disidentes" de la serie Moi, Fidel, rodado por Ramonet para una productora francesa y que rula por las redes P2P.

domingo, 4 de julio de 2010

La interpretación constitucional (y la madre que la parió)

Cuando estudié Derecho me enseñaron que el Tribunal Constitucional era un ente separado del resto de los mortales, que interpretaba una norma casi intocable. Abajo quedaba lo mundano, lo humano, lo político, lo imperfecto. Uno se imaginaba a los magistrados aislados de la sociedad, metidos en una cajita envueltos en alcanfor y corcholina y que salían en los momentos importantes para interpretar las palabras de un espíritu: el espíritu del 78.

Con el tiempo, uno va perdiendo la fe en la dogmática jurídica, así que este cuento pierde sentido cuando te acabas dando cuenta de que el Derecho es un mecanismo para invisibilizar las lucha de intereses que de forma conflictiva concurren en la sociedad, haciendo que el Estado proclame cuál es el interés que el propio Estado considera "la verdad". El campo jurídico no es sino una inmensa maquinaria de maquillaje, en la que sus técnicos se encargan de dar coherencia formal a la resolución del conflicto, haciendo que esa verdad (fruto de la lucha de intereses) aparezca como la "natural" o la más "lógica".

Para ello, se crean mecanismos que formalmente separan a los jueces de estos intereses contradictorios. Para nombrar al Constitucional, la responsabilidad se reparte entre distintos órganos separados formalmente. Según el artículo 159 CE serán nombrados por el rey 12 magistrados de entre profesionales del Derecho con al menos 15 años de experiencia profesional y reconocido prestigio:
- 4 propuestos por 3/5 del Congreso (compuesto este por dos fuerzas políticas: los colorados y los azules).
- 4 propuestos por 3/5 del Senado (compuesto por igual o similar proporción de colorados y azules).
- 2 propuestos por el Gobierno, compuesto o por los colorados o por los azules (el color corresponderá con el que tenga mayoría en Congreso y Senado).
- 2 propuestos por el Consejo General del Poder Judicial, órgano técnico que está compuesto por 20 miembros, de los cuales 4 son nombrados por 3/5 del Congreso, 4 por 3/5 del Senado y 12 propuestos por las asociaciones profesionales (una de tinte colorado tirando a azulón, y la otra de color azul fluorescente).

Esta es nuestra curiosa división de poderes, en la que quien gana el Congreso, gana el Senado, gana el Gobierno y consigue la hegemonía en el CGPJ. Por eso se habla de jueces "progresistas" (colorados) y "conservadores" (azules). Fundamentalmente, porque en el debate constitucional los partidos de derechas se empecinaron en que los jueces no debían tener filiación política. Decía Fraga que no sólo debían ser honrados, sino parecerlo (por eso las asociaciones profesionales sustituyen formalmente a los partidos en este ámbito).

El Tribunal Constitucional es un tribunal de excepción. En EEUU, por ejemplo, son los propios jueces ordinarios los que interpretan la constitucionalidad de las leyes. El Constitucional es un órgano creado para los Estados con un patente peligro de guerra civil, o que vienen de una guerra civil. Es un mecanismo para garantizar consensos, ya que los plazos de nombramiento del TC no coinciden con los plazos de nombramiento de los demás órganos políticos, con lo que la oposición colorada o azul tendrá que estar de acuerdo en las cuestiones importantes que se deciden en los demás órganos del Estado. El TC es un legislador en negativo, en tanto que decide qué ley deja de tener validez.

Pero para mí, lo más significativo de lo que ha pasado con el Estatut no es su politización, porque es algo que presumo de todo ser viviente, sea o no consciente de ello, y porque volverá a manifestarse pronto teniendo en cuenta la estrategia del PP. Son las paradojas de la derecha, que al final es quien más se esfuerza por romper España.

Para mí lo más significativo de todo esto es la tremenda paradoja que se ha creado entre lo constitucional y lo democrático. Un texto aprobado en referéndum y por los órganos democráticos tanto catalanes como del Estado ha resultado no ser constitucional. Es decir, que mediante una maraña formal, mediante una ficción jurídica, el órgano garante de la democracia ha decidido que una decisión mayoritaria del pueblo no es democrática. El "espíritu del 78" es quien decide por los seres humanos reales. Compañer@s juristas, tomando en cuenta los últimos sucesos...